sábado, 30 de octubre de 2010

Enfermedades Causadas Por El Consumo De Drogas//El Alto Precio De Las Drogas.




Cualquiera puede ser presa de una adicción. Los flirteos del fin de semana o asociar el consumo a estados de estrés o algún otro estado de ánimo basta para que sin darse cuenta una persona acabe cayendo en las redes de las drogas. Aunque existe controversia a la hora de afirmar que el cannabis, el éxtasis o los alucinógenos no generan dependencia física, en lo que sí hay unanimidad es en la capacidad de las drogas para provocar dependencia psicológica emocional.


Alcohol: Disfunción Hepática

Desde su posición privilegiada, el alcohol ocupa un primer rango en el consumo de los españoles mayores de 15 años. Las alteraciones que conlleva son de diversa índole, pero entre ellas destaca la degeneración y atrofia del cerebro, anemia y disminución de las defensas, así como, alteraciones cardíacas, entre otras. El hígado es uno de los órganos más afectados por el consumo de alcohol y una de las principales causas del alcoholismo es la hepatopatía, que suele manifestarse en forma de hepatitis o cirrosis, lo cual puede convertir a la persona consumidora en un paciente tributario de trasplante.

Según un estudio del Hospital Universitario Reina Sofía, recogido en el Centro de Documentación de la Agencia Antidroga, la hepatitis aguda alcohólica grave es una entidad clínica de muy mal pronóstico, con una mortalidad en torno al 40%. Con frecuencia son personas jóvenes, con etilismo activo, que ingresan en estado crítico, en estado de disfunción hepática grave. A menudo estas personas también sufren insuficiencia renal.


Tabaco: Trastornos Respiratorios

El tabaco representa el factor de riesgo más importante para la salud de la población española, siendo la principal causa de mortalidad prematura y evitable. Se asocia a más de veinticinco enfermedades, entre las que destacan diversos tumores, sobre todo de pulmón, y patologías respiratorias y cardiovasculares.
Las principales causas de mortalidad producidas por el tabaco se deben al cáncer broncopulmonar (27,8%), a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (9,3%), a la cardiopatía isquémica (14,5%) y a la enfermedad cerebrovascular (12,6%). La población fumadora tiene un riesgo aumentado de padecer cáncer, especialmente broncopulmonar, enfermedades cardiovasculares y enfermedades respiratorias, principalmente.
En España, la edad media de inicio del hábito del tabaco se sitúa en los 13,1 años, con un consumo medio diario de 7,4 cigarrillos, una situación preocupante ya que en los últimos años se ha reducido la edad de inicio. Según la Encuesta Escolar sobre Drogas del año 2004 que elabora el Ministerio de Sanidad y Consumo, el 21,5% de los estudiantes de 14 a 18 años fuma diariamente, las chicas presentan una prevalencia de consumo superior a los varones en todas las edades, y a los 18 años fuma ya el 40% de la juventud.



Cannabis: Alteraciones en el Sistema Reproductor

Esta sustancia se consume principalmente fumada, en lo que coloquialmente se conoce por “porros”. Esta forma de consumo favorece la aparición de problemas respiratorios, como la tos crónica y la bronquitis. Incluso en estudios recientes se ha llegado a probar que 3 ó 4 porros perjudican los pulmones como si se fumasen 20 cigarrillos de tabaco, pudiendo producir enfermedades en las vías respiratorias (bronquitis, faringitis, cáncer...). Asimismo, puede causar alteraciones en el sistema reproductor, aumentando la probabilidad entre los jóvenes de producir un retraso en el inicio de la pubertad y, en el caso de las mujeres, se podría interrumpir el ciclo menstrual o producir problemas en la ovulación. Las propiedades del cannabis perjudican también el sistema inmunológico, provocan problemas cardiovasculares y acentúan los síntomas de hipertensión e insuficiencia cardiaca, que pueden degenerar en infartos cerebrales o de miocardio. Además, está constatada su potencialidad como elemento desencadenante de psicosis y cuadros delirante-alucinatorios en personas de riesgo.


Marihuana: daños en la memoria

La marihuana altera la función normal del cerebro debido a que contiene el ingrediente químico activo llamado THC (tetrahydrocannabinol). Algunos estudios muestran que cuando un individuo ha fumado marihuana en cantidades grandes durante años, la droga daña sus funciones mentales. Para que una persona pueda aprender y desempeñar tareas simples es necesario que tenga una capacidad normal de memoria reciente y esta sustancia afecta negativamente a las partes del cerebro que controlan no sólo la memoria, sino también, la atención y el aprendizaje.

Fumar marihuana causa algunos cambios en el cerebro similares a los causados por la cocaína, la heroína y el alcohol. Los científicos aún están aprendiendo las distintas formas en que la marihuana puede afectar al cerebro.



Cocaína: Enfermedades Cardíaca

La cocaína puede afectar a prácticamente todos los órganos de nuestro cuerpo y presentar múltiples complicaciones médicas tras un uso tanto agudo como crónico. La vía de administración de la droga puede variar los efectos adversos y añadir toxicidad, como es el caso de la administración endovenosa, que puede asociarse con todas las enfermedades infecciosas producidas por agujas infectadas (endocarditis, hepatitis virales o infección por VIH, entre otras) o por falta de asepsia al pinchar (abscesos en extremidades, tromboflebitis, etc.) o isquemia o gangrena intestinal en el caso de ingesta accidental, según se desprende de un estudio elaborado por el Hospital Clínico y Provincial de Barcelona sobre las complicaciones orgánicas de la cocaína, recogido en el Centro de Documentación de la Agencia Antidroga.

Además, la cocaína puede actuar sobre otros factores de riesgo como la hipertensión, la enfermedad cardiaca y la enfermedad vascular. También reduce el flujo de sangre cerebrovascular hasta en un 30%, conduciendo a un estrechamiento de las arterias. Afecta al corazón produciendo arritmias y puede conducir a la formación de coágulos de sangre al acelerar el ritmo cardiaco.

Asimismo, puede presentar alteraciones motoras en el cocainómano, como ataxias o tics motores, y padecer diversas formas de fallo renal agudo. En este sentido, con un consumo abusivo puede producirse infarto en la arteria renal, facilitando la progresión de una insuficiencia renal crónica.


Heroína: Hepatitis y VIH

Aunque el consumo de esta droga por vía intravenosa se ha reducido considerablemente en los últimos años, tal y como señala la FAD, todavía quedan consumidores activos en grandes ciudades como Madrid y Barcelona. Esta droga es el opiáceo ilegal de mayor consumo y generalmente se inyecta, inhala, aspira o se fuma. La administración intravenosa fue el método más usado por los consumidores hace unos años, pero tras la diseminación de la infección por VIH hizo que muchos individuos cambiaran sus hábitos.

Se sabe que el consumo de esta sustancia, especialmente cuando se hace por vía intravenosa, se asocia a un alto riesgo de contagio por virus como el de la hepatitis C, B, el Sida o el virus HTVL, éste último hasta ahora no se ha relacionado con ninguna enfermedad en concreto, aunque los pacientes de Sida que lo sufren, progresan peor.


Drogas de Síntesis:

No parecen drogas, pero lo son con un alto riesgo de abuso. Se les ha llamado drogas de “uso recreativo” o drogas de comunicación, relacionándolas directamente con la diversión. Aunque en el mercado se presentan con distintos colores y múltiples nombres como fidodidos, cacharros, palomitas, elefantes, eva, tanques y muchos otros, la composición de las sustancias varía muy poco. La más conocida de las drogas de diseño y la más extendida en nuestro país es el éxtasis, cuyo nombre científico es MDMA.

A medida que el consumo se hace habitual, los efectos supuestamente satisfactorios van desapareciendo y se presentan con más frecuencia los efectos no deseados. Su consumo crónico llega a dañar órganos vitales como el hígado o el riñón y, a largo plazo, no están descartados los trastornos mentales. Actúan sobre el corazón provocando taquicardia, arritmia, hipertensión y aumento de la frecuencia cardiaca. Producen además sequedad de boca, sudoración, contracción de la mandíbula, temblores, vértigo, deshidratación e hipertermia. Además, causan crisis de ansiedad, trastornos depresivos y alteraciones psicóticas. En definitiva, Sus efectos son una distorsión de la realidad, que puede favorecer la práctica de otras conductas de riesgo.

Algunos anuncios publicitarios contra el consumo de drogas:


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