En pleno Siglo XXI todavía quedan tribus que viven como lo hacían sus ancestros en la Prehistoria. Es el caso de los Masai, una tribu del Sur de Kenia y el norte de Tanzania que habitan en pequeñas chozas en forma de espiral construidas con paja, barro y excrementos de animales; no tienen ni agua, ni luz eléctrica y recorren descalzos muchos kilómetros diarios para llevar a pastar el ganado; están expuestos sin ninguna protección al sol y a los animales salvajes pero apesar de estas condiciones extremas y contra todo pronostico llegan a vivir con buena salud, 90 e incluso 100 años. El secreto de esta longevidad podría encontrarse además de en factores genéticos, en su alimentación. Los Masai comen sobretodo leche, cereales, semillas y sangre de vaca que vierten en media calabaza la remueven con un palo de tal forma que la sangre se va coagulando alrededor del mismo. Después lo retiran y beben lo que ha quedado que es todo proteína, así los 365 días del año. Nunca beben agua ni toman carne y con esta dieta tan distinta a la de la mayoría de la gente se conservan altos, fuertes, ágiles y sin un gramo de grasa. No padecen trastornos cardio-vasculares y no saben lo que es el colesterol ni la hipertensión. Y la obesidad, la epidemia del Siglo XXI, como la denomina la OMS, es una completa desconocida en estos poblados. Esta es la simple y eficaz receta de los Masais para vivir muchos años: comer poco y mantenerse activos, algo que en los últimos años no dejan de repetir los médicos de todo el mundo.
Este articulo lo extraje de un audio de el periódico El Mundo:
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